Si el éxito económico supone destrucción del ecosistema natural entonces no es éxito y se debe condenar.
Hasta cuando el ser humano entenderá que la naturaleza no esta a su disposición. No puede el hombre trasformar su entorno poniendo el interés económico por encima de la vida natural. No debe el hombre suponer que no habrá consecuencias por estos actos.
Si el Ser Humano usara la sabiduría, entendiera que todo lo puede tener estando en consonancia con la Naturaleza, aprendería que la abundancia ya la tiene sin necesidad de destruir su entorno y mucho menos por la avaricia temporal de unos cuantos.
A continuación les comparto un poema donde el autor refleja, desde mi punto de vista, la gran tragedia que es la devastación de los manglares de cancun.
“El hombre extinguió un manglar, ya pagará su maldad.”
Fue santuario prodigioso,
era un bosque pantanoso,
mezcla de agua, dulce río,
con de mar, sal de rocío.
Naturaleza, de luto,
ecocidio en lo absoluto,
por la muerte del manglar,
muy selvático ejemplar.
La humanidad impasible,
sin prever lo previsible,
como si nada ocurriera,
cual si nada sucediera.
Los lotes puestos en venta,
por supuesto, . . . fraudulenta,
que la inversión, que el turismo,
siempre salen con lo mismo.
Todo por un malecón,
del más corrupto . . . bribón,
“uso del suelo, urbanismo”,
¡Dios bendito, que cinismo!
SEMARNAT, en la vergüenza,
FONATUR, que desvergüenza,
interés, por el dinero,
¿qué, el gobierno es usurero?
Que vendrá la gran derrama,
económica proclama,
que la inversión extranjera,
como siempre se exagera.
Que no hubo daño ambiental,
dijera algún tal por cual,
“solo se impactó el ambiente”,
creen que el humedal no siente.
Infinita es la tragedia,
¿tal desastre quién remedia?,
¿a ecosistema, quién ama?,
¿por natura, quién reclama?
Manglar: árbol retorcido,
cerebro humano: torcido;
al caribe mexicano,
le ha pegado un mal insano.
Desmontada está la zona,
cual desierto de Arizona,
flora, plantas humilladas,
las arenas desoladas.
Se ha perdido, así, el vergel,
arboleda inmensa, fiel,
por ambición de unos cuantos,
pasividad de otros tantos.
Los cocodrilos, iguanas,
serpientes, aves hermanas,
han perdido, ya, su entorno,
devastación sin retorno.
Más de veintidós hectáreas,
ocaso de especies varias,
que quedaron a su suerte,
la más insensata muerte.
Aves, crustáceos y peces,
biodiversidad, reveses,
la sabana sepultada,
ya no queda nada, . . . nada.
¿Quién protegerá las costas,
peces, moluscos, las ostras?,
árboles de agua salada,
su carta ya estaba echada.
Muy triste está la marea,
resignación, ¡qué tarea!,
Quintana Roo, pesadumbre,
Cancún, horror, podredumbre.
La tragedia del manglar,
el Manglar de Tajamar,
en el mar azul turquesa,
queda huella de esta queja.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
México, D. F., a 27 de enero del 2016
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
¿Que opinan acerca de esta gran tragedia?
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